Óleo sobre lienzo. Verdes imposibles, casi tocando el verde-fluor. Imagen central de la cara del artista en blanco y negro, imitando con óleo blanco y negro al carboncillo, resaltando toda la obra. Es una visión a través de una fuente espacial de lo que podemos ver. La dimensión del movimiento, la radiografía tridimensional de cómo es el tiempo. La forma potencial del sonido y la luz y una central esférica lateral de energía que es lo que permite ver ese cuadro.
Esta obra destaca por su fondo verde vibrante, compuesto por múltiples tonos y patrones que evocan una sensación de energía y dinamismo. La cara del artista, representada en un estilo monocromático que recuerda el trazo del carboncillo, actúa como el foco central, atrayendo la atención con su mirada penetrante y expresión introspectiva.
El entramado de líneas y formas abstractas que rodean la figura principal sugiere un entramado complejo y multidimensional, una representación visual del tiempo y el movimiento. Los elementos esféricos y las estructuras geométricas aluden a conceptos de sonido y luz, mientras que la esfera energética lateral se presenta como el núcleo que da vida y coherencia a todo el cuadro.
En conjunto, esta obra invita a una reflexión profunda sobre la percepción, la realidad y las dimensiones invisibles que nos rodean, fusionando elementos figurativos y abstractos en una composición que es tanto una exploración personal como una visión universal.
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